Consideraciones acerca de un pedido de informes sobre indultos

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27 de febrero de 1991
43ª Reunión – 10ª Sesión extraordinaria
Diario de Sesiones – Tomo Febrero/Marzo – Páginas 5464 y 5465

Sr. Menem. — Señor presidente; he considerado necesario bajar a la banca para hacer algunas breves consideraciones acerca de este pedido de informes, que por supuesto avalo —tal como expresara el presidente de mi bloque— a los efectos de que se trate sobre tablas.
De todas maneras, tal como manifestó el presidente del bloque, es necesario poner las cosas en su justo lugar, porque a través de la información que ha trascendido en la prensa en los últimos días, desde que se conoció el decreto de los indultos, parecía poco menos que necesario que los habitantes de este país nos quedáramos en nuestras casas porque había veinte peligrosos asesinos sueltos en las calles atemorizando a la población. Daba la sensación de que la situación era de extrema gravedad porque había asesinos sueltos como consecuencia de los indultos.
Creo que el tema no se ha esclarecido suficientemente, inclusive por parte de quienes tenían la responsabilidad de hacerlo; en este caso por parte de los propios funcionarios que intervinieron en la tramitación de estas medidas.
Antes de ir al debate, y sin entrar a considerar caso por caso, creo que es oportuno decir hoy que se ha exagerado esta cuestión —en algunos casos con buena intención, sin quererlo, y en otros casos con un poco de malicia— para obtener fines que en este momento no me interesa analizar. Creo que constituye un deber aclarar este tema, inclusive a la luz de algunos de los conceptos vertidos por el señor senador por Entre Ríos.
No es mi propósito hoy defender los indultos. No lo voy a hacer. Cuando se debata el fondo de la cuestión podremos hacer algunas consideraciones. Solamente quiero decir que de esa lista de indultados algunos ya estaban en libertad. Esto no ha sido dicho, y es necesario hacérselo saber a la población, porque el Senado debe constituir un ámbito de esclarecimiento de las situaciones que se plantean y que muchas veces los medios de comunicación no transmiten con exactitud. No obstante, debo reconocer que en este caso hubo algunos medios que sí han transmitido esta información que estoy dando en este momento; pero otros comunicadores han resaltado solamente los casos que pueden considerarse extremos y no los otros que pueden ser considerados como merecedores de esta medida excepcional.
Estoy recopilando antecedentes de este caso, que me interesa sobremanera precisamente por la repercusión que ha tenido. En el día de ayer, el doctor Zaffaroni, ex juez, ex camarista, especialista en derecho penal, escribió un artículo en el diario “Página 12” referido a este tema, que se titula “La República”. En este artículo hace una serie de consideraciones sobre el tema, pero voy a ir concretamente a la parte que debe tenerse en cuenta para aventar malos entendidos y cubrir la falta de información existentes en algunos casos, a fin de aportar un poco de claridad para que no se siga hablando sin saber, para prevenir a algunos poco advertidos que por ahí se les está haciendo querer ver una cosa por otra, lo que no se refiere precisamente a lo que motiva el pedido de informes del señor senador por Entre Ríos, que lo ha hecho en términos prudentes y razonables.
En una parte de ese artículo el doctor Zaffaroni dice: “No conocemos los motivos de los 20 famosos ‘indultos’… ”. Y hace una crítica al subsecretario que no lo explicó debidamente.
Pero hace una aclaración: “De los 20 casos, conozco personalmente dos: uno está en libertad judicial hace un año y dos meses, trabaja en un estudio, se casó hace un mes, está por terminar dos carreras universitarias, el único efecto del ‘indulto’ es ahorrarle la presentación burocrática en una oficina una vez al mes. El otro iba de la cárcel a la universidad y volvía en colectivo, sin custodia; en seis meses se recibe de abogado, pinta un convento en horas libres y su condena terminaba dentro de cuatro meses. Ninguno de ambos mató, lesionó ni violó.
”No conozco los otros 18, pero las noticias de los diarios me permiten ver que buena parte de ellos no son ‘indultos’ sino ‘rebajas de penas’ (técnicamente, conmutaciones) de poca entidad (10 o 15 por ciento) y después de muchos años de prisión. Claro que si en algún caso hubo algo ‘raro’ hay que investigarlo, pero tiene que ser el caso concreto. No debe mentirse y olvidar que la rebaja de pena en esas condiciones es una institución republicana, que 20 presos sobre 4.000 presos federales no es nada ‘masivo’, que no afecta la función judicial (no hay juez que pueda prever cómo será un hombre después de 15 o 20 años), que la equidad es la razón de su previsión constitucional, que practicaron los presidentes conservadores, Yrigoyen, Perón y todos los gobernadores provinciales, que es normal en todo el mundo civilizado. En España e Italia el ministerio se llama de ‘Justicia y Gracia’ y la ‘gracia’ no es para hacerse el gracioso, sino para tramitar estos beneficios”.
Creó que era oportuno traer a colación este tema y este artículo de un especialista, porque indudablemente creo que se ha hecho tremendismo de esta medida.
El doctor Zaffaroni dice que no conoce los demás casos, pero a través de otros medios han trascendido algunos, por ejemplo el de Rubén Ramón Alegre Romero, que está detenido por tenencia de armas de guerra y robo agravado. Como en la mayoría de los casos, se trata de delitos contra la propiedad. Su proceso está en el Juzgado Federal de Morón, a cargo del juez Lárrambebere. Como dice la nota periodística que tengo ante mí: “Romero no lo sabe. Y no sabe que un reciente indulto del presidente Menem lo dejó en libertad’.
“Pero Romero jamás disfrutará de esa libertad. Hace unos años, en un enfrentamiento con policías, una bala le perforó la espalda y se le quedó estacionada en la médula espinal. Romero está en vida vegetativa, alojado en el hospital de la cárcel de Devoto. ‘El indulto en su caso —se escuchó decir en los tribunales de Morón— es un acto humanitario’”.
Hay otros dos casos. En uno el indulto le llegó dos días después de que saliera en libertad, porque se le da la libertad condicional a aquellos que han cumplido parte de la condena; en el otro, del uruguayo Efraín da Silva Cardozo, su condena a doce años de prisión está a punto de terminar. El caso de Bonimi es el único de homicidio que ha sido indultado —se trata de un crimen pasional— y ya cumplió más de diez años de prisión.
He pedido la lista de los indultados. Casi todos son por delitos contra la propiedad.
Existe el caso de un homicidio y otro de lesiones leves.
No voy a defender hoy la decisión, pero quiero destacar que sobre este tema se ha hecho un gran escándalo, se ha transmitido a la población un temor que hubiera sido fundado si se hubiese tratado de homicidas que no hubieran cumplido la más mínima parte de la condena.
Además, como lo señalaba recién el señor senador por San Luis, esta institución se halla incluida en las constituciones provinciales. Frecuentemente, nuestros gobernadores la utilizan; forma parte de vida política en materia carcelaria que obedece a muchas otras razones, como la congestión en las cárceles o la conducta observada por los presos durante la reclusión.
Y para terminar, señor presidente, deseo manifestar que para todos los casos se requirió el informe correspondiente a los directores de las unidades carcelarias donde los indultados cumplían sus penas; además, en todos los casos también se ha cumplido con el informe de los jueces que tuvieron a su cargo los procesos en los cuales resultaron condenados o donde se están llevando a cabo los procesos de los indultados.
Consideré necesario formular estas manifestaciones sin entrar al fondo de la cuestión acerca de la justicia o injusticia, que seguramente será materia de otro debate. Pero quise hacer este aporte para que no nos escandalicemos tanto, ya que no se trata de veinte homicidas que han sido dejados en libertad para que sigan matando gente; en realidad, en la mayoría de los casos se trata de delitos contra la propiedad.
Algunos de los condenados ya estaban en libertad, otros a punto de salir; todos ellos han observado buena conducta en las unidades carcelarias, seguramente, con el correr del tiempo se podrá apreciar mejor si esta medida fue justa o injusta.
En cuanto a todo lo demás, apoyo este pedido de informes porque creo que constituirá una forma de aportar más luz a este tema, que merece ser esclarecido.

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