Presupuesto 2004. Reducción de fondos a la Universidad Nacional de La Rioja
26 de noviembre de 2003
35ª Reunión – 19ª Sesión ordinaria
Sr. Menem. — Señor presidente: voy a tratar de ser lo más breve posible.
Indudablemente, desde que se recuperó la democracia en el país hemos instalado el siguiente mecanismo: prácticamente, para la sanción del presupuesto no funcionamos como sistema bicameral, por cuanto en más del 90 por ciento de los casos durante los últimos veinte años el Senado no pudo modificar el presupuesto porque siempre hay apuro, porque ya está estudiado debidamente o porque no puede volver a la Cámara de Diputados ya que van a tardar mucho en considerarlo. Y digo esto sin hacer excepción de gobiernos, porque siempre ocurrió lo mismo.
La sanción del presupuesto, desde el comienzo del gobierno del doctor Alfonsín en adelante, siempre se ha dado fuera de término —a veces, lo hemos sancionado en julio, agosto o septiembre y, en algunos casos, sobre tablas— y argumentando que el Senado no puede modificar ni una coma, porque es muy engorroso que deba volver a la Cámara de Diputados.
Entonces, me pregunto para qué vamos a hacer consideraciones sobre el presupuesto si de todos modos tiene que ser rápidamente sancionado. Por lo tanto, sólo nos quedan las quejas y los comentarios. En ese sentido, aquí ha habido muy buenas exposiciones —podrán compartirse los argumentos o no— pero creo que no tiene sentido reiterar algunos aspectos.
Ahora bien, como senador por La Rioja me voy a referir exclusivamente a un asunto que nos afecta como provincia: el verdadero avasallamiento que se ha hecho con los recursos destinados a la Universidad Nacional de La Rioja, que cuenta en este momento con una matrícula de más de 22 mil alumnos inscriptos para 2003 —que se incrementó casi en un 20 por ciento desde 2002—, de la que este año egresaron 450 profesionales y que cuenta con 1.300 docentes.
Este año, por obra y gracia de un golpe de mano en la Cámara de Diputados, se le quitó casi un 20 por ciento de su presupuesto, lo que significará que se tengan que cerrar carreras, que se reduzca la Universidad y hasta, quizá, se tenga que cerrar alguna de sus subsedes. En consecuencia, aquellos estudiantes de La Rioja que ven en esa universidad una posibilidad de futuro y que no tienen los medios para irse a estudiar a otras provincias —como en nuestros tiempos, que quienes podíamos nos íbamos a Córdoba, Buenos Aires, Tucumán o a La Plata— van a tener que quedarse con esa frustración.
Yo me pregunto: ¿a qué se debe esta disminución? El Poder Ejecutivo había aprobado un presupuesto, en general, para las universidades de 2.028 millones de pesos. La Cámara de Diputados lo mantuvo en esa cifra, pero sacó una partida general de universidades e incrementó los fondos en 7.300.000, manteniendo el total de 2.028 millones. Hasta ahí la cosa va más o menos bien. Pero cuando se llega a la asignación en particular de las universidades, se advierte que por motivos que nosotros no conocemos, a la mayoría de las universidades o les mantienen el presupuesto del año anterior o se lo incrementan, salvo una excepción: la única universidad a la que se le disminuye el recurso es a la Universidad Nacional de La Rioja. Si esto no es discriminación, no sé a qué vamos a llamar discriminación.
Por ejemplo, a la Universidad de Formosa se le aumenta el presupuesto en 800 mil pesos, a la de Jujuy, un millón y medio; a la del Centro, 500 mil; a la de La Matanza, un millón; a la de Lanús, 200 mil; a la de Lomas de Zamora, un millón; a la de Tres de Febrero, 200 mil, y a la de Quilmes, un millón.
A mí me da placer que aumenten el presupuesto a las universidades; lo que no me gusta es que se le disminuya el presupuesto a la universidad de mi provincia. Claro, en La Rioja ocurrió que se creó la Universidad de Chilecito —que desde luego todos apoyamos—; y está bien que lo que se lleva la Universidad de Chilecito se le descuente a la Universidad Nacional de La Rioja. Pero ocurre que lo que se lleva y lo que estaba presupuestado para la Universidad de Chilecito son 1.400.000 pesos, que era lo establecido por la ley. Porque el proyecto de ley que se sancionó hace poco tiempo, aquí, dice que la Universidad Nacional de Chilecito contará exclusivamente con el porcentual del crédito presupuestario correspondiente a la sede de Chilecito de la partida asignada en el presupuesto nacional a la Universidad Nacional de La Rioja. Esto figura también en el decreto de necesidad y urgencia respectivo.
Es decir, había que sacar de la Universidad de La Rioja los fondos correspondientes a la de Chilecito y, desde luego, estábamos todos en paz.
Sin embargo, se asignaron a la Universidad de Chilecito 2.600.000 pesos, cosa que no objeto, de ninguna forma. O sea, así como me alegro de que le aumenten los fondos a otras universidades, también me alegro de que le otorguen a la de Chilecito esa cantidad. Eso lo apoyo.
Lo que no puedo concebir es que ello se haga a costa de quitarle fondos a la Universidad de La Rioja, porque eso es como desvestir a un santo para vestir a otro; o como cuando la colcha es corta y uno se tapa la cabeza pero se destapa los pies. De esta forma, estamos desnudando o desvistiendo a la Universidad de La Rioja, a la cual —repito— se le causa un tremendo daño, ya que se le sacan 200 mil pesos y no se sabe por qué.
Es decir, está bien que de los 15 millones de pesos que estaban presupuestados se destinen 2.600.000 a la Universidad de Chilecito. Pero hay 200 mil que le quitan a la Universidad de La Rioja y nadie sabe a dónde van. Simplemente, debo señalar que de ese modo se causa un gran daño a la Universidad de La Rioja. Además, esos fondos ni siquiera van a la Universidad de Chilecito.
Esto ha sido repudiado, inclusive, por el Consejo Interuniversitario Nacional —CIN—, que en su plenario número 495, del 18 de noviembre de 2003, ha expresado que rechaza toda asignación de recursos que corresponda a incrementos que no sean otorgados en base a pautas objetivas, así como la disminución de fondos de cualquier universidad. Desde ya, como la única universidad a la que se le reducen fondos es la de La Rioja, la resolución CIN se refiere a esta institución.
Por supuesto, también en los diarios aparecieron comunicaciones del cuerpo directivo de la Universidad de La Rioja, de los alumnos y de todos los consejos universitarios.
De tal modo que, desde ningún punto de vista podemos aceptar esta “canibalización” de la Universidad Nacional de La Rioja, a la que se le están quitando fondos indispensables para su funcionamiento.
Por todo lo expuesto, voy a votar en contra del artículo 18 del proyecto de ley en consideración; o sea, en contra de que se reduzcan fondos a la Universidad de La Rioja, para que se mantengan los recursos asignados a la Universidad de Chilecito y para que el faltante que se le resta a la Universidad de La Rioja sea tomado de alguna otra partida presupuestaria que seguramente existe, a fin de no afectar la situación de esa casa de altos estudios que, con mucho sacrificio, está brindando una luz, una guía y una forma de tener futuro a veintidós mil riojanos y compatriotas de otras Provincias inscriptos en la matrícula de este año.