Proyecto de ley declarando al Tango como parte integrante del patrimonio cultural de la Nación
30 de noviembre de 1995
55ª Reunión – 35ª Sesión ordinaria
Diario de Sesiones – Páginas 5837 a 5840
Sr. Menem. — Señor presidente, señores senadores: tratamos hoy un proyecto de ley que tiene por finalidad específica declarar formalmente al tango como parte integrante del patrimonio cultural de la Nación.
Decimos formalmente porque en realidad, desde hace mucho tiempo, el tango de hecho ya forma parte de nuestro patrimonio cultural como una de las expresiones típicas más representativas de la cultura nacional.
Hoy estamos haciendo esa incorporación de derecho como un merecido y justo homenaje a una manifestación cultural genuina de nuestro pueblo que ha sido, es y seguirá siendo un embajador de lujo de nuestro país en el mundo entero.
Creo que nadie puede objetar seriamente el hecho de que el tango forma parte de nuestra cultura, si se entiende como tal a la definición dada por la Real Academia Española: conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época o grupo social, etcétera. Tampoco puede dudarse de que forma parte de la cultura popular —según el diccionario— el conjunto de manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo.
No corresponde recordar aquí la historia del tango porque nos llevaría mucho tiempo, y lamentablemente tenemos que circunscribir nuestras exposiciones. Pero sí podemos decir que a través de la evolución del tango se puede conocer mucho de la historia de nuestro país, principalmente de fines del siglo pasado y hasta el presente. Y no solamente de nuestro país, sino que podríamos decir del Río de la Plata, por el gran aporte que hizo en su génesis y evolución la hermana República Oriental del Uruguay, a través de sus distintos cultores.
Resulta ilustrativo al respecto lo que dice Horacio Ferrer —presidente de la Academia Nacional del Tango, quien nos honra aquí con su presencia—, en un informe especial que hiciera con motivo de la fundamentación de este proyecto de ley.
Dice Horacio Ferrer que el conjunto del patrimonio del tango —más de cincuenta mil obras editadas y cien mil obras grabadas en diferentes soportes técnicos (discos, filmes, etcétera)— ofrece una visión completa de la evolución de la sociedad y del pensamiento nacional durante más de un siglo, de los aspectos social, político, deportivo, filosófico, religioso, idiomático y estético entro de la vida cotidiana.
Si bien es cierto que al tango se lo considera como una expresión de Buenos Aires —y así lo es en gran medida—, no es menos cierto que se nutre también de elementos culturales de otras regiones del país, sobre todo a través de la combinación de su melodía, su rítmica y demás elementos musicales y de su lenguaje poético con los ecos de la poesía y el canto de raíz ética y payadoril.
A ello hay que sumar los elementos aportados por la inmigración, dando como resultado una creación incomparable con cualquier otra parte del mundo.
Si el país ha sido y es considerado siempre como un crisol de razas, no cabe ninguna duda de que el tango es la expresión representativa de ese crisol de razas.
Nosotros nos vamos a curar, a vacunar en sano. Tal vez algunos nos van a criticar por esta iniciativa. Algunos van a sostener su inoportunidad. No faltará quien diga cómo estamos tratando un tema de esta naturaleza cuando en el país hay otros problemas por resolver…
Pero no debemos tener miedo, porque siempre habrá opositores: existe un elenco estable de la cultura del nihilismo que se va a oponer a todo lo que sea un proyecto de estas características.
Nosotros vamos a seguir adelante con él porque se trata de una afirmación, de la protección de una expresión típica de la identidad nacional, de la cual tanto se habla.
Se habla de defender la Nación, se habla de defender nuestras tradiciones y costumbres. Por eso nosotros, a través de este proyecto queremos defender la raíz y la identidad nacional. Por eso hoy estamos tratando este tema, que no significa olvidar ni pasar por alto ninguno de los problemas del país, sino que se trata simplemente de hacer un paréntesis para rescatar algo que es muy nuestro, algo que hace a nuestra cultura, idiosincrasia, tradición y costumbres.
Muchas veces se habla de defender la Nación, y se lo hace a través de definiciones abstractas y altisonantes; pero tenemos que defenderla también a través de acciones concretas que tiendan a preservar la esencia misma de la Nación.
Y esto mismo se ha hecho en otros países más desarrollados económicamente que el nuestro, también con la misma necesidad de proteger y afirmar las expresiones típicas de la identidad nacional.
Basta recordar al respecto que el 4 de diciembre de 1987 el Congreso de los Estados Unidos proclamó oficialmente a la música del jazz como “un tesoro nacional de excepcional valor”. Se merituó para adoptar esta resolución que el jazz se destacó en todo el mundo como un género musical y artístico estadounidense autóctono y como fruto del aporte afronorteamericano, señalando que “es la piedra angular de toda la música de aquél país”.
Lo mismo que dijo el Congreso de los Estados Unidos respecto del jazz lo podemos decir nosotros respecto del tango, porque es conocido en todo el mundo como un género musical y artístico típico de la República Argentina o, más ampliamente, del Río de la Plata. No es un secreto para nadie que el tango se escucha, se canta y se baila en todo el mundo, tanto en Europa como en Asia y los Estados Unidos. Por eso el tremendo éxito de todos los conjuntos argentinos que van al exterior llevando nuestra música.
Hace pocos días uno de los importantes diarios de los Estados Unidos, el “Washington Post”, refiriéndose a uno de los espectáculos de tango argentino, decía: “El tango argentino es una danza muy especial. Es tan poderosa que se hace difícil imaginar otro género capaz de cautivar durante dos horas la atención del público”. Y en el mismo artículo se ensaya una explicación sobre la génesis del tango afirmándose que “… se gestó durante un largo tiempo, combinando elementos de la calle, de los barrios bajos, del folclore y de la danza nativa, agregándose luego el fenómeno de la inmigración europea de finales de siglo”.
La difusión universal del tango se comprueba al haber sido incorporado a otras culturas en sinfonías, óperas, obras de cámara, artes plásticas, teatro y cine. Por eso se lo investiga, se lo estudia y se lo cultiva en ambientes académicos y universitarios, lo que ha derivado en que gran parte de nuestro patrimonio tanguero —instrumentos, libros, colecciones, artes gráficas— sea continuamente sacado de nuestro país por compradores extranjeros desde hace muchos años. Este es, precisamente, uno de los problemas que tratamos de resolver a través del proyecto de ley que hoy estamos tratando.
José Gobello, académico titular de la Academia Nacional del Tango, en un informe especial para fundamentar el proyecto de ley que hoy consideramos, luego de sostener que “el tango representa para los argentinos y nos representa a los argentinos lo que el jazz representa para los norteamericanos y como los representa a ellos”, afirma la riqueza de nuestro género musical sosteniendo que “en torno al tango, más allá de la danza, la música y el verso, ha florecido algo así como una densa selva cultural. Porque hay una psicología del tango, hay una muy rica plástica del tango, hay una lexicología tanguera y una estética tanguera”.
En un sentido similar se expresa Alfredo Mascia en un libro llamado “Política y tango”: “La palabra tango no es entender solamente unos versos, una música, un canto, un baile. Esa expresión permite percibir una multitud de significados: una geografía, una sociedad, un modo de vida, sentimientos, juicios sobre una diversidad de cosas”.
Incluso Tulio Carella ha hablado de la “tanguidad”, una especie de entidad metafísica que cruza la cultura popular urbana para proyectarse a la Argentina, a América Latina y al mundo.
La riqueza temática del tango es tan extensa y variada que no ha dejado de tratar ninguno de los sentimientos y situaciones que puede tener un hombre en la vida cotidiana.
En sus letras, acompañadas del compás del 2 por 4, se habla del amor, la pasión, el desengaño, la traición, la soberbia, la perversidad, la envidia; se habla de la riqueza y de la pobreza; se habla de lugares como el boliche, el conventillo y el café, la cárcel y el prostíbulo. Se mencionan lugares típicos de la ciudad, como San Juan y Boedo y Corrientes y Esmeralda.
Muchas veces en otras partes del mundo no se sabe dónde queda Buenos Aires, pero sí se sabe que en Buenos Aires hay una esquina que se llama Corrientes y Esmeralda y otra esquina que se llama San Juan y Boedo.
El tango incluso hace referencia a otros lugares, como cuando habla del Barrio Latino de París. Y no podemos olvidar que un famoso tango nuestro, “Caminito”, hace referencia a un viejo y olvidado sendero que se encuentra en mi provincia, La Rioja, llamado Olta, que inspiró ese tema y donde vivió Gabino Coria Peñaloza.
El tango también ha creado estereotipos, como el del “compadrito” y el “malevo”, que forman parte de la literatura y de la poesía, no sólo de nuestro país sino del mundo entero.
Asimismo, tiene vinculaciones con la política. No nos olvidemos del tango “Unión Cívica”, y de aquel otro dedicado a don Hipólito Yrigoyen, llamado precisamente “Don Hipólito”, que está dedicado, repito, al legendario caudillo radical.
Por otra parte, uno de los aspectos más destacables del tango es su capacidad de reflejar lo que ocurre y lo que ocurrió en distintas épocas de nuestro país. En este sentido, cabe destacar que se anticipó a las famosas canciones de protesta de la década del 70. Basta con hacer referencia a algunos tangos creados en la década del 30, que reflejaron la crisis existente en aquel momento. Y habrá que recordar también las estrofas de “Cambalache”, que inmortalizó expresiones tales como “la Biblia y el calefón”; y estas otras: “adónde hay un mango, viejo Gómez”; “al mundo le falta un tornillo”; “si habrá bronca, crisis y hambre que el que compra diez de fiambre hoy se morfa hasta el piolín”.
Estas frases reflejaban una época dura, que fue anticipada por el viejo tango de Discépolo “Qué vachaché”, del año 1926, que fue criticado en su momento, pero después fue aplaudido durante la crisis del 30.
Por supuesto, hay muchas otras letras, que después tuvieron su reflejo en canciones de protesta de décadas posteriores, lo cual reflejaba que el tango es un verdadero sentimiento y que sirve para expresar lo que ocurre en el país, así como sirvió para expresar lo que ocurrió en otras épocas. En definitiva, podríamos hablar mucho más de este tema si nos refiriéramos a las letras de los tangos, pero lamentablemente, debemos circunscribirnos a un tiempo limitado, como dije al comienzo.
Lo que buscamos es defender nuestra identidad nacional a través de la protección y jerarquización de una de sus expresiones culturales más genuinas: el tango que, como decía el inmortal Enrique Santos Discépolo, “es un sentimiento que se baila”. Para lograr dicho objetivo, no tratamos de obligar ni de imponer nada, sino simplemente de indicar caminos, de alertar, de propugnar que se tome conciencia de la importancia que tiene el tango en nuestro país y en el mundo entero.
De esa forma, tratamos también de rendir homenaje a todos los cultores de esta expresión artística nacional. En nuestro país hay actualmente una radio que emite solamente tango, hay un canal de televisión que transmite sólo escenas de tango, e innumerables academias y conservatorios que lo enseñan, así como ocurre en otras partes del mundo.
Por eso decía que tenemos que rendir homenaje a través de sus cultores, a través de todos los que hicieron que esta música y este sentimiento transcendiera los límites del país. No puedo dar nombres porque cometería quizás la injusticia de varias omisiones y porque además la lista sería muy larga.
Pero encontrándose aquí en el recinto el presidente de la Academia Nacional del Tango, junto con el distinguido Ben Molar, también otro cultor del tango —sé qué también están presentes alumnos de la Universidad Municipal del Tango, institución creada por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires—, podríamos constituir a Horacio Ferrer, talentoso autor de aquella inolvidable “Balada para un loco”, en transmisor de nuestro homenaje a todos los cultores de esta música. Porque además, él mismo fue capaz de transmitirnos, en esa “Balada para un loco”, la magia de “mirar a Buenos Aires desde el nido de un gorrión”, a través de esa “mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte del viaje a Venus”.
Por intermedio suyo, don Horacio Ferrer, nuestro homenaje a todos los tangueros.
En lo que hace al proyecto de ley en sí, es muy sencillo: en el artículo 1º se declara al tango como parte integrante del patrimonio cultural. En el mismo artículo se hace referencia a todo lo que comprende sus manifestaciones artísticas: música, danza, letra y representaciones plásticas.
En el artículo 2º se declaran de interés nacional las actividades que tengan por finalidad directa la promoción y difusión del tango.
En el artículo 3º se establece que las dependencias del Estado Nacional encargadas de la promoción y difusión de la cultura y del turismo en el exterior deberán incluir en sus programas y material de propaganda al tango como una de las expresiones culturales típicas del país y, en el artículo 4º se autoriza al Poder Ejecutivo Nacional para que desgrave o exima de contribuciones impositivas a las actividades antes dichas en el modo y condiciones que el mismo Poder Ejecutivo reglamente.
Quiero decir que el señor senador por Buenos Aires don Antonio Cafiero me ha hecho llegar algunas modificaciones a este proyecto que lo enriquecen, que lo mejoran indudablemente y que, en el momento de tratarlo en particular, vamos a aceptar con mucho gusto.
De esta forma, señor presidente, queda informado este proyecto de ley cuyo apoyo solicito a mis colegas senadores.