Resolución de la cuestión de privilegio contra la Diputada Nacional Elisa Carrió

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21 de noviembre de 2001
72ª Reunión – 24ª Sesión ordinaria

Sr. Menem. — Señor presidente, distinguidos colegas: no tengo mucha predisposición a plantear cuestiones de privilegio pero cuando hay ofensas a la verdad y a la persona en forma grosera y toman un estado público realmente inusitado, no queda otro remedio que hacerlo en defensa de la dignidad, del honor y de los fueros parlamentarios.

Oportunamente planteé esta cuestión de privilegio a raíz de un informe que había realizado la Comisión Especial Investigadora de Hechos Ilícitos vinculados con el Lavado de Dinero, formada por la Cámara de Diputados. Dicho informe fue dado a conocer el 10 de agosto del corriente año.
En ese informe se expresa que la historia comenzó con la llegada a la Argentina del señor Gaith Pharaon en 1980, de la mano del general Viola. Y el informe de esa comisión señala que, según testimonios, al señor Gaith Pharaon lo recibieron dos asesores del general Viola, entre los cuales se me nombra.
Dicho informe, al cual dio gran trascendencia con un show mediático impresionante la diputada Carrió y toda la troupe que siempre lleva a esos espectáculos que arma con el apoyo de la prensa, tuvo una extraordinaria difusión.
Cuando me enteré de esa aseveración, envié una carta documento a la presidenta de dicha comisión y a todos sus demás miembros, haciéndoles saber la falsedad de esa afirmación hecha por la diputada Carrió que figuraba en ese informe.
Luego hablé con algunos integrantes de esa comisión y, la mayoría de ellos, afirmó que ese dato había sido incorporado por la señora diputada Carrió.
Sin embargo, la citada legisladora no sólo no contestó mi intimación sino que, además —como es su costumbre—, salió a decir por otros medios que realmente el dato era cierto y que se lo había dado el historiador Rogelio García Luppo, un hombre vastamente conocido en el mundo del periodismo y de los historiadores.
Entonces, al promover la cuestión de privilegio pedí que se citara al mencionado historiador, quien concurrió a la Comisión de Asuntos Constitucionales de este cuerpo, hizo una larguísima exposición —de más de una hora— y terminó afirmando que él no había sido la fuente de la diputada Carrió. En otras palabras, desmintió que ese dato se lo hubiera dado él a la legisladora.
Pero cuando trascendió esta situación, lejos de tratar de enmendar el error, la diputada Carrió insistió en que ella tenía otras fuentes de información. Es decir, ya no era García Luppo, sino que eran otras personas quienes la habían informado, pero no las identificó.
Señor presidente: esta situación revela una irresponsabilidad de una gravedad institucional tremenda, porque la señora diputada estaba actuando en nombre de un cuerpo.
Es cierto que en esa comisión pasaron muchas cosas, como por ejemplo que cada uno hizo después un informe por su cuenta. Pero lo cierto es que toda la difusión que se llevó a cabo de esa información a través de la prensa causó un sensible daño, por cuanto yo tuve que salir a dar diversas explicaciones.
En efecto, tuve que explicar que en 1980 no cumplí ninguna función; que no conocí nunca al general Viola; que nunca fui su asesor; que nunca estuve en Ezeiza para recibir al señor Pharaon; que nunca lo conocí; y que no tuve ninguna reunión con él.
Es decir, tuve que salir a dar explicaciones por el poder mediático que tiene esa diputada, indudablemente muy afecta a las mentiras. Ya ha quedado demostrado que es una mentirosa pública que usa a los medios con una total impunidad.
Desde el presidente de la Nación para abajo, nadie se salvó de sus acusaciones, de la más variada gravedad. Cree que tiene patente de corso para mentir. Pero yo no se las dejo pasar. Aquí ha quedado demostrado que mintió, que incurrió en falsedades de manera maliciosa, deliberada. Acá no hay un error sino una mentira deliberada. No puede invocar una fuente que, después, dice que no le dio esa información. Quiere decir que ha mentido.
Además, según datos suministrados por una ONG que la misma comisión consultó, es sabido que este informe sobre lavado de dinero ha sido calificado de catastrófico. Y es en ese informe en donde se pone en juego el honor y prestigio de mucha gente que está actuando adentro y afuera de la política. Por eso he planteado la cuestión de privilegio.
La Comisión ha recibido la prueba y por supuesto que la señora Carrió no hizo absolutamente aporte alguno. Como ella tiene impunidad total para decir lo que quiere, no concurrió ni dio explicaciones. Por eso se planteó la cuestión de privilegio, a la que hizo lugar la comisión en su dictamen, dejando a salvo el buen nombre y honor del senador agraviado y manifestando su preocupación por la falta de prudencia y responsabilidad demostrada por algunos integrantes de la Comisión Especial Investigadora de Hechos Ilícitos vinculados con el Lavado de Dinero al promover la difusión de datos inexactos que endilgan sospechas descalificantes respecto de un miembro de este cuerpo, sin que haya mediado un adecuado examen de su veracidad y confiabilidad. Y este despacho fue comunicado a la comisión.
Les quiero agradecer a mis colegas de la Comisión de Asuntos Constitucionales que han firmado este dictamen haciendo lugar a la cuestión de privilegio.
Señor presidente: con la mentira pasa como con la moneda falsa, que la acuñan los delincuentes y la hacen correr personas de buena fe. Pero ocurre que cuando esas personas que las acuñan tienen poder mediático y están en los medios todos los días, el daño causado es mucho mayor.
De todos modos, estoy satisfecho porque quienes son mis pares en este cuerpo, que integro desde hace tanto tiempo, han reconocido la procedencia de esta cuestión de privilegio que ahora se somete a la consideración de la Cámara.

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