El mensaje de las urnas
Lunes, 26 septiembre, 2016 2:44PM
La derrota electoral sufrida por los principales representantes del “justicialismo kirchnerista” de La Rioja, nada menos que el Gobernador de la Provincia y el Intendente de la Capital, como candidatos a diputados nacionales por el Frente para la Victoria, significa poner en estado de crisis al justicialismo riojano, por ser la primera vez en su historia que resulta vencido en una contienda electoral de esta naturaleza.
Esta derrota se agrava por dos circunstancias particulares: 1°) que el candidato a Presidente de la Nación del mismo sector político triunfó en nuestra Provincia, por lo que se desprende que hubo corte de boletas en contra de los candidatos locales y 2° que la elección se perdió estando los candidatos del kirchnerismo en ejercicio del poder, lo que significa en cierta medida un rechazo a sus respectivas gestiones o posiciones políticas.
El propósito de estas líneas no es realizar ningún tipo de crítica por lo acontecido, sino simplemente para manifestar que, como suele ocurrir cuando se producen este tipo de crisis, podría ser una oportunidad para emprender una reorganización profunda del Partido Justicialista de La Rioja, para que vuelva a tener la identidad y la fuerza que supo tener en otras épocas y que llevó a uno de sus integrantes a la primera magistratura del país.
Considero que para lograr ese valioso objetivo se debería comenzar por una convocatoria amplia y sin ningún tipo de exclusión a todos los dirigentes y afiliados que estén dispuestos a trabajar por la unidad partidaria, dejando de lado las diferencias que nos separaron y que llevaron a muchos compañeros a integrar otras fuerzas o grupos políticos, inclusive confrontando contra el propio Partido Justicialista.
El Justicialismo debe volver a sus fuentes que le dieron origen con la doctrina y los principios fundamentales que nos enseñara Perón, entre ellos la unidad, la solidaridad y la organización. Tenemos que superar la concepción de que el Partido debe limitarse a seleccionar candidatos para cargos públicos, con el agravante de que a veces se lo hace con elecciones de dudosa legitimidad o directamente con el poder del dedo gobernante.
Nuestro Partido debe ser también el ámbito de formación y capacitación para los ciudadanos, sobre todo los jóvenes, que quieran participar activamente en la vida política, dotándolos de los conocimientos y herramientas suficientes para que puedan desempeñar con eficacia la actividad pública que la sociedad les quiera asignar.
Parece obvio pero conviene reiterar que la unidad no significa amontonarse sino sentirse formando parte de un colectivo en el que se comparten ideas políticas, con todos los matices y diferencias que pueda haber en cuanto a la forma de llevar adelante y aplicar esas ideas, pero todos bajo el mismo techo peronista. Los distintos matices pueden canalizarse a través de líneas internas, pero siempre dentro del ámbito y la denominación del Partido Justicialista. Para eso tenemos que excluir todos los “ismos” salvo por cierto el del justicialismo. Nunca más debemos admitir que una línea interna, sectaria y excluyente se arrogue la representación de todo el peronismo, como lamentablemente ha ocurrido en los últimos tiempos.
Cualquiera sea el resultado de los comicios del 22 de noviembre, creo que habrá un cambio fundamental en la vida y el estilo de hacer política en nuestro país. Se terminarán los personalismos fundamentalistas y volverán a tener protagonismo los partidos. Las Provincias dejarán de depender de su cercanía a la Casa Rosada para obtener los recursos sobre los que tienen derechos adquiridos en virtud de la Constitución y las leyes. Para ello hay que retornar a una coparticipación primaria equilibrada entre la Nación y las Provincias, para eliminar las arbitrariedades, caprichos y extorsiones del gobernante de turno.
Al flamante Gobernador de la Provincia, al igual que a las demás autoridades provinciales y nacionales, les tocarán tiempos difíciles en razón de la delicada situación económica, social y política en que se encuentra nuestro país, como se podrá ver y sentir con mayor claridad una vez que se despeje la niebla del “relato”.
Por eso los riojanos tenemos que apoyar al gobierno elegido por el pueblo para que pueda gestionar todas las medidas y acciones que permitan satisfacer debidamente sus necesidades más elementales y mejorar su calidad de vida en todos los órdenes, lo que se tiene que comprobar por medio de hechos concretos y estadísticas serias y confiables. Creo que este es el mensaje que dejaron las urnas el 25 de octubre.
Eduardo Menem