La violencia como estilo político
Jueves, 21 diciembre, 2023 9:22PM
3-2008
Los sucesos que vive nuestro país como consecuencia del conflicto entre el Gobierno y el campo no pueden sorprender a nadie porque son una consecuencia directa del estilo de gobierno autoritario y prepotente impuesto por Kirchner desde el mismo momento que asumió la Presidencia de la Nación y que continúa a través de su esposa – delegada en el Poder Ejecutivo.-
Cuando era Gobernador de Santa Cruz Kirchner actuaba de la misma forma. Los santacruceños siempre recuerdan cuando reprimió violentamente a un grupo de jubilados que habían pretendido instalar una carpa en frente a la casa de gobierno en reclamo por mayores haberes. O cuando hizo agredir a un periodista por haber tenido la osadía de preguntarle donde estaban los cuantiosos y famosos fondos por las regalías petroleras que había sacado al exterior y que nadie sabía, ni aún hoy lo sabe, cual había sido su destino. –
Desde la Presidencia de la Nación se dedicó a atacar y descalificar a cuanta persona o institución no era de su agrado o tenían un pensamiento distinto. Las Fuerzas Armadas y de Seguridad, la Iglesia, algunos medios de comunicación, algunos periodistas y los opositores políticos fueron siendo objeto de las más tremendas diatribas proferidas desde su furioso atril de la Casa Rosada.-
Le dejó reservado a su esposa-delegada presidencial la demonización de un nuevo enemigo: ésta vez le tocó al campo, representado por golpistas, desestabilizadores y antidemocráticos que se quejan sin razón y que integran los “piquetes de la abundancia”. Esta vez la demonización trascendió a las personas y a las instituciones porque no se salvó ni la soja, degradada desde el atril presidencial a su condición de mero “yuyo”, no obstante las decenas de miles de millones de dólares que le reportó a las arcas fiscales por vía de las retenciones.-
No es tampoco casual ni puede causar sorpresa que el más calificado vocero presidencial sea ni más ni menos que Luis D´Elía, el mismo que asaltó y tomó impunemente una comisaría, que agredió a pacíficos manifestantes en la Plaza de Mayo y que acaba de amenazar públicamente que irá a “buscar donde se encuentren” a los que considera enemigos del matrimonio presidencial, “porque esta es una guerra total”. Sin olvidar la prepotencia y el matonismo del Secretario de Comercio Guillermo Moreno, que se hizo notar cuando recibía a los empresarios exhibiendo una pistola en su escritorio.-
En un reciente reportaje el filósofo Tomás Abraham expresó textualmente que: “El gobierno es un sector de combate, tiene una visión de poder que hizo correr mucha sangre en la Argentina: que el poder es algo que se posee totalmente o se pierde en manos de un enemigo. Es una concepción bélica del poder que en la década del 70 llevó a lo que llevó”, agregando después que “el gobierno parece una secta de vengadores: va a castigar a todos aquellos que se le han enfrentado y eso produce cierto temor” (Ámbito Financiero del 13 de junio, página 28).-
La caída estrepitosa de la imagen presidencial a solo 6 meses de haberse producido el traspaso formal del mando en el matrimonio presidencial, tiene mucho que ver con ese estilo de gobierno confrontativo, desafiante y amenazante, cuyo principal objetivo parece ser el de imponer las ideas por la fuerza sin admitir ninguna opinión en contrario. Es eso lo que resulta irritativo del discurso presidencial que, cuando más se repite, más negativamente repercute en la opinión pública.-
En la primera conferencia de prensa que dio después de 5 años de monólogos, Kirchner utilizó su habitual tono pendenciero y sobrador, llegando al extremo de descalificar a un periodista diciéndole: “ya sé para qué te han mandado”, por el sólo hecho de haberle formulado una pregunta que no le gustó.-
La crispación política que hoy vive el país es la consecuencia directa de ese estilo de gobierno. Desde el poder se fomentaron los escraches públicos contra empresas, instituciones y personas, por lo que hoy no tienen autoridad moral para cuestionarlos cuando los hacen desde una posición contraria al Gobierno. Espero que comprendan que no hay “escraches buenos” y “escraches malos”, “cortes de rutas buenos” y “cortes de ruta malos”, porque son todos igualmente repudiables.-
Mientras desde el Gobierno se siga demonizando a todos los que piensan distinto y amenazando con “poner de rodillas” a los que no se someten a los designios del matrimonio presidencial, no habrá motivos para esperanzarse en que los llamados a la unidad y paz de los puedan concretarse en la realidad, como seguramente lo anhela fervientemente el pueblo argentino.-
Eduardo Menem.